Editorial Gabriela Mistral

Me gusta escribir sobre cómics (si, este verano he estado un poco flojo entre bostezos y cómics que llegan), por lo que he decidido ponerme al día.

No es fácil esta presentación, debido a que, si bien me gusta escribir sobre cómics, sus respectivos personajes, autores, dibujantes, así como también rotulistas (ya que, a su vez, vendemos vintage); siento que la historia es un tema delicado que se puede prestar para discusiones que nos llevan a alejarnos del fondo: las editoriales de cómics en español. Hoy empezamos con una que vivio uno de los periodos mas dificiles de la historia reciente de Chile, marco a varios coleccionistas maypres y definitivamente, nos cambio la vida a varios. Editorial Gabriela Mistral.

Es interesante mencionar que, si bien todos hemos visto o tenido cómics de esta editorial en cuestión, la historia es confusa: la mitad de oídas (y dudosa procedencia) y lo que se sabe efectivamente, es constantemente cuestionado.

 Por lo que les solicito mesura y espiritu critico en estas lecturas..

Sin más preámbulo, a fines de los años 60, Zig-Zag se declara en quiebra absoluta y se considera incapaz de solventar el pago de los sueldos de sus más de 1000 empleados. Tras la declaración judicial de la quiebra, el estado propuso la compra de ésta misma a través de la CORFO (que se mantenía en línea con el programa de gobierno del presidente Salvador Allende, que deseaba fomentar y popularizar la cultura) para crear una editorial nacional, que finalmente fue bautizada como Quimantú (voz mapuche). Cabe recordar que parte de la original Zig-Zag se convertirá en otra editorial: Perfil (no, no es la misma de argentina)

Con una serie de ventajas sobre su competencia, pronto se convirtió en una de las editoriales de más importancia; heredando los muy calificados empleados de Zig-Zag, recibiendo apoyo financiero de un número considerable de escritores y pensadores de izquierda. Eso sin mencionar que tenia en su posesión una de las imprentas y maquinaria mas modernas del momento (también herencia de Zig-Zag).

Otra de las curiosidades de la editorial fue su distribución, ya que fueron los primeros en distribuir sus libros a kioscos populares, ya que el 75% de las librerías se concentraban en las comunas de Providencia, Ñuñoa y La Condes. Esta práctica masificó el acceso del público a material editado, incorporando incluso Rapa Nui y Punta Arenas como puntos de distribución.

Sin embargo, como ya puede ir imaginándose el lector, llegó el 11 de septiembre de 1973. Y con eso el fin de una época.

No es necesario recalcar que el nuevo régimen prontamente tomó el control de la editorial, deteniendo a sus directivos y varios de sus colaboradores. Se veló por que lo editado estuviera acorde con el ideario del nuevo régimen militar, despidiendo a todo aquel que no estuviera dentro de los márgenes de esta nueva línea (de los 1000 trabajadores que habían, se despidió a 800), y cambiando su nombre a uno más cómodo para el gobierno de facto: Editorial Gabriela Mistral (quien era, curiosamente, una libre pensadora gay que se habrá revolcado en su tumba al enterarse de esto último).

Una de las anécdotas tristemente divertidas de esta época cuenta que, cuando comenzaron a eliminar todo aquello editado por el gobierno socialista de Allende en busca y captura de cierto proselitismo (aunque solo ante sus estándares); uno de los libros destruidos llevaba el título de Historia del Cubismo… bajo el alegato de algún militar de turno bajo la suposición de que era un título en apoyo a la revolución cubana fue quemado en una gran pira (sic)

La nueva editorial Gabriela Mistral ingresó al imaginario nacional manteniendo algunos rasgos, pero incorporando otros nuevos. Sin embargo, será mejor que no nos adelantemos.

Como muchos de ustedes, mis imberbes niños/as sabrán; entre los años 1969 y 1974, incluyendo Zig-Zag, se editó una gran cantidad de títulos: de terror (Dr. Mortis), de oeste o western (Far West, Justiciero, Jinete Fantasma), de selva (Jungla, El Intocable), de espionaje (Espía 13) y el increible Manque, entre otros. Todos ellos poseedores de tirajes dignos de mercados europeos, hasta 40000 números por revistas, con artistas que se tatuaron en la historia nacional y que tenemos como deber el NO olvidarlos: Carvajal, Berríos, García, Lincoln Fuentes, Mario Igor, Cárdenas, Jirón, Varas, Tapia, Jara, Rojas, Peñailillo, Romero, entre otros. Posterior al 11 de septiembre, Quimantú fue reemplazada, como ya hemos mencionado, por la Editorial Gabriela Mistral. Si bien por un tiempo sobrevivieron títulos como Dr. Mortis y Jungla, muy pronto comenzaron a desaparecer. No es necesario mencionarles a los lectores, por la obviedad del hecho, que parte de los artistas que participaban en los inicios de Gabriela Mistral optaron por irse al extranjero o cambiar de rubro hacia la publicidad.

De este periodo solo sobreviven Jungla, far West Y el Manque (condór en mapudungún) que si bien era una especie de Zorro a la chilena (pobre, sin mascaras y obviamente ningún peso) paso de ser un héroe que defendía al pobre de los malvados hacendados, se volvió autoritario, comienza a proteger a los grandes terratenientes de los malvados bandoleros (sic) y obreros enojados. Y sus capítulos terminaban con una imagen de alguien de la junta de Gobierno con mensajes como “La Patria nació en septiembre” o “Se ha iniciado un gran destino para Chile” (Muy sutil no era la cosa) por lo que en 1976, la editorial paso a financistas privados (aun con control militar) y se movieron a nuevos rumbos…

En 1978 comienzan con una serie de títulos adquiridos a Marvel: Iron Man (que alcanzó los 38 números) y Conan (26 números), los cuales funcionaron de forma satisfactoria, por lo que se autorizaron dos nuevos títulos en 1980: Spider Man (15 números) y Hulk (14 números). No olvidemos una suerte de Conan vol.2 que duraría siete números más.

Una de las curiosidades y mitos urbanos respecto de estas ediciones, cuenta que el censor de turno muchas veces consideraba poco adecuada alguna portada o su interior, por lo que las mezclaba con una revista que fuese más “correcta” ante sus ojos. Esta seria la razón detrás del desastre de continuidad o que no correspondieran las portadas. Lamentablemente, como muchas otras áreas de la industria, sería una de las empresas que fenecerían producto de la crisis económica de 1982, dejando el cómic americano editado en Chile congelado por un considerable número de años (las reediciones de los cómics de Gabriela Mistral editados los días domingo y miércoles por el diario La Nación casi no cuentan). No tendríamos algo de semejante envergadura hasta el siglo XXI con Editorial Unlimited… pero como decían en Conan… eso es otra historia.